15.400 personas asisten en Barcelona a un concierto lleno de recuerdos inapelables servidos en un envoltorio sonoro y visual de lujo.
Se llaman Joan Manuel Serrat y Joaquín Sabina. Con eso ya casi está dicho todo, sobre un escenario pueden hacer lo que les venga en gana y siempre estará bien. Con su sola presencia ya lo tienen todo ganado y podrían columpiarse en ello y, como suele decirse, vivir de rentas.
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