ROMANCE DE «CURRO EL PALMO»

La vida y la muerte
bordada en la boca
tenía Merceditas
la del guardarropa.
La del guardarropa
del tablao de «El Lacio»,
un gitano falso
ex-bufón de palacio.

Alcahuete noble
que al oír los tiros
recogió sus capas
y se pegó el piro.
Se acabó el jaleo
y el racionamiento
le llenó el bolsillo
y montó este invento
en donde «El Palmo»
lloró cantando.

Ay, mi amor,
sin ti no entiendo el despertar.
Ay, mi amor,
sin ti mi cama es ancha.
Ay, mi amor,
que me desvela la verdad.
Entre tú y yo, la soledad
y un manojillo de escarcha.

Mil veces le pide
y mil veces que «nones»
de compartir sueños,
cama y macarrones.
Le dice burlona:
«Carita gitana,
como hacer buen vino
de una cepa enana.”

Y Curro se muerde
los labios y calla,
pues no hizo la mili
por no dar la talla.
Y quien calla, otorga,
como dice el dicho,
y Curro se muere
por ese mal bicho.
Quién fuese abrigo
para andar contigo.

Ay, mi amor…

Buscando el olvido
se dio a la bebida,
al mus, las quinielas
y en horas perdidas
se leyó enterito
a Don Marcial Lafuente
por no ir tras su paso
como un penitente.

Y una noche mientras
palmeaba farrucas
se escapó Mercedes
con un «curapupas»
de clínica propia
y Rolls de contrabando
y entre palma y palma
Curro fue palmando
entre cantares
por soleares.

Ay, mi amor…

Quizás fue la pena
o falta de hierro
El caso es que un día
nos tocó ir de entierro.
Pésames y flores
y dos lagrimitas
que soltó la Patro
al cerrar la cajita.

A mano derecha
según se va al cielo
veréis un tablao
que montó Frascuelo
en donde por las noches
para las buenas almas
el Currillo «El Palmo»
sigue dando palmas.
Y canta sus males
por «celestiales».

Ay, mi amor…