Entró como tímidamente a las 20.09 al escenario, cuando la orquesta ya había empezado a tocar las primeros acordes y la Plaza Vaticano estalló en aplausos. De jean, remera clara y saco gris, el catalán Joan Manuel Serrat volvió a envolver con su magnetismo al público que concurrió a escuchar el show sinfónico gratuito que brindó, con la argentina Elena Roger, en una noche de verano con temperatura casi ideal. Los organizadores estimaron que había 15 mil personas.
Los admiradores del “Nano” llegaron temprano a la plaza ubicada junto al Teatro Colón y esperaron con paciencia y fidelidad sentados en las calles, con reposeras o mantitas; tomando mate y charlando, el comienzo del concierto. El clima era familiar.
Poco antes de las 19, cuando arrancó Jairo, la Plaza ya estaba colmada, igual que los alrededores. Pero llegaron personas hasta último momento y se ubicaron incluso detrás del vallado.
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