Colaboraré en este tema de una manera especial...
Esta foto le fue obsequiada a mis padres, hace ya más de 10 años, por la viuda de Aníbal Troilo, Zita, sencillamente porque una vez a mi madre se le ocurrió mencinar que a mí me gustaba Serrat.
La foto fue tomada en la ciudad de Mar del Plata en enero-febrero de 1971, y en ella se ve a Joan Manuel Serrat, Aníbal Troilo, y a la misma Zita.
Y a propósito de la relación de Serrat con Troilo:
-Hay una pequeña historia con Troilo, en Mar del Plata...
¿Cuando me colé en la casa con el whisky?
-Sí. Ese encuentro se convirtió luego en cuento casi de ficción.
Se dice que Zita, la mujer de Troilo, le pidió que se fuera de la casa.
- No, no ha sido así y no sé quién pudo contar algo de lo que ocurrió allí porque sólo éramos tres personas: Pichuco, una muchacha que llegó conmigo de nombre Rosario, y yo.
Zita de verdad protegía mucho a Troilo porque él seguía chupando y estaba muy mal en aquel momento.
Y, claro, como yo había llevado un poco de agua de fuego, la verdad es que no le iba a hacer ningún bien, pero Zita no me echó. Pichuco se emocionó mucho aquella noche, ya no andaba bien. Me contó de un espectáculo que iba a montar y lo que haría en él, pero no llegó nunca a hacerlo. Fue también muy emocionante para mí porque yo sentía que era la última vez que lo veía - El también sintió eso, que ya no nos veríamos más...
-Aquel chico que oyó hablar de un tal Gardel a su padre llegó a tener amistad con Troilo. No está nada mal...
- Son esas cosas que uno se lleva puestas al otro mundo. Sueños del pibe realizados. Yo estaba allí, en Caño 14, con un grupo de amigos cuando Troilo me invitó a cantar con él. Habíamos llegado muy tarde, éramos pocos en el local y estoy seguro de que todos querían subir, pero Pichuco eligió al vocalista.
Me dijo: "Subí, gaita". Estoy orgulloso de eso...