De formo similar a como hicimos hace unos meses con Qué va a ser de ti, hoy me gustaría iniciar un debate en torno a la canción Querida sobre la que, a pesar de los 25 años ya transcurridos desde su publicación, sigo albergando alguna duda conceptual.
Quizá sea sólo yo quien no acaba de entenderla, ya que no he sabido encontrar en el foro ningún comentario o duda acerca de esta canción, pero como en otros lugares he visto opiniones distintas quisiera conocer las vuestras.
Tengo en total 4 formas diferentes de interpretar el significado de esta canción (aparte de detalles o frases puntuales que también podemos debatir). Una mía inicial que deseché, otra mía reconsiderada y que es la que actualmente mantengo, una tercera ajena que tengo documentada y una cuarta ajena que no recuerdo dónde la leí pero que espero poder recuperar para más adelante.
No quisiera exponer por el momento ninguna de ellas para no influenciar en las que cada uno de vosotros podáis tener hechas en estos momentos, pero me comprometo a hacerlo con cada una cuando el debate empiece a coger temperatura.
¿Quién rompe el hielo?
QUERIDA
Disculpe que insista, querida,
pero es imprescindible su colaboración
para saber dónde se me ha perdido
la muchacha que hace un rato
estaba aquí conmigo
echando aceite en mi lamparilla,
tratándome como a uno de la familia.
No sabe con cuánto mimo
cuida esas cosas que usted tanto desprecia en mí.
Vea mis dedos desde que no la toco
menguando entre mis propias manos poco a poco.
Me vienen anchos los pantalones,
hablo solo y sufro alucinaciones.
¿Le importaría darse la vuelta?
Déjeme verla de frente,
póngase aquí en la luz junto a la puerta.
¡Se le parece tanto físicamente!
Avíseme si volviera,
no es por capricho,
le juré amor eterno y no quisiera
quedar en entredicho.
Y parece todo tan fácil
como extender la mano,
y es tan lejano
y tan frágil,
que estoy tentado a emprender hoy mismo
un curso acelerado de transformismo.
Esconda las uñas, querida,
no soy el enemigo,
no es ésa mi intención.
Sólo sospecho que es usted quien esconde
contra su voluntad
algo que me corresponde.
Póngale fin a ese disparate,
vengo dispuesto a negociar el rescate.
¿Le importaría que eche un vistazo
por sus intimidades,
que me dé un chapuzón entre sus brazos
prescindiendo de las formalidades?
Avíseme si volviera,
no es por capricho,
le juré amor eterno y no quisiera
quedar en entredicho.