1era. Parte
Gracias a Toni por copiarme este apartado del libro.
Extraído y transcrito por un servidor "Recopilación del libro" Cataluña sin límites "
"Memorias 1963-1996 por Josep Espar i Ticó"
Traducido con Google Translate, por lo tanto puede haber algún error.
SERRAT Y EL FESTIVAL DE EUROVISIÓN
(1968)
EL BOOM SERRAT
"Recopilación del libro" Cataluña sin límites "
"Memorias 1963-1996 por Josep Espar i Ticó"
El 24 de marzo de 1968, pocos días antes del 6 de abril, fecha del Festival de Eurovisión, para Enric Cirici y para mí París no valía ningún misa. La inmensa serpiente del Sena estaba allí aplanada como siempre y Notre-Dame allí, como siempre, haciendo de isla y catedral. Y la inmensa punta de lápiz estaba allí como siempre. Pero nosotros estábamos ausentes de cualquier belleza ciudadana, ni que fuera la del propio París. Nosotros íbamos obsesionados por vernos con Joan Manuel Serrat y su manager, José M. Lasso de la Vega, por el tema del Festival de Eurovisión. Íbamos a culminar, si era posible, una batalla iniciada, me atrevo a decir, cuando Joan Manuel Serrat ganó el Gran Premio del Disco de Lloret de Mar de 1967 y fue catapultado a la fama. Entonces vinieron los problemas! Eran de prever. A nosotros, que nos lo mirábamos todo desde una óptica de país, nos dolía que después de los esfuerzos que habíamos hecho para catapultar Serrat, ahora lo pusieran a él en el dilema de si en catalán o en castellano. Cuando salió el primer single de Serrat con sus canciones "Mor de l’avi" y "La guitarra", ya nos habíamos dado cuenta de su inmensa potencialidad. Nos guiaba por el gusto y el sentido común. Así como saltamos de alegría por la aparición de Raimon, así como cuando surgieron Lluís Llach, Maria del Mar Bonet o los de la Trinca sabíamos de antemano que harían hueco. La acertamos siempre. Y aquella <Cançó de matinada>, y el primer disco grande de un Serrat entero, el rojo, era una <pasada>. No era para ponerlo en el tocadiscos indefinidamente. En 1967, en la tercera edición de los Grandes Premio del Disco Catalán de Lloret de Mar, veía con toda evidencia que Serrat tenía todas las de ganar. En un comentario en Destino, no firmado pero escrito por mí, lo comparaba con los más grandes cantantes del momento, Adamo. Y Serrat ganó el Gran Premio del Disco! Cuando tuvimos las fotografías del acto fui como un cohete a ver Néstor Luján, director de Destino, con una fotografía de Serrat guitarra en mano. Entonces Destino ya había dado la vuelta por completo y su catalanidad rezumaba por todas partes.
Néstor Luján, con su privilegiada clarividencia (era de los que decían que él había llegado a ser independentista por puro y simple razonamiento), daba cuenta de que el proceso de recatalanización sería imparable y él mismo colaboraba a hacerlo imparable con Vergés , Teixidor, Amat, Vilanova, y todos los colaboradores del momento. <Miren>, decía yo a Luján, <esta foto de Serrat, le hará vender más revistas. No os podéis imaginar el ambiente que había en Lloret, no os lo podéis imaginar. Y todo gente joven!. Luján, vamos a más. Y este Serrat es un hallazgo.>>
<<Para si ya tenemos la revista hecha, si todo está a punto de imprimir, Espar.>> Le dejarle la fotografía, e insistí. Salió Serrat llenando toda la portada de Destino: satisfacción viene de satisfacer. La popularidad de Joan Manuel Serrat era creciente, segura, imparable. Nuestros discos se veían quemaduras. Era como una apoteosis gloriosa de Edigsa. Pronto los caza figuras vieron las infinitas posibilidades de Serrat cantando en castellano. Y cuando corrió el rumor de que Serrat había firmado contrato con Zafiro para editar discos en castellano nos cayó el mundo encima.
EL PEZ GRANDE SIEMPRE SE COME EL PEQUEÑO?
Ahora que ya era una figura, ahora que acababa de cantar que sólo tenía veinte años, ahora que nos embadalíem con la <<Cançó de matinada>> en pleno contexto catalán que quería decir el arraigo a su tierra, la tierra donde vivía, ahora que habíamos hecho de la obra de Serrat nuestra obra, ahora que veíamos horizontes gloriosos, ahora Serrat medio nos escapaba, y deberíamos compartir. nuestra decepción, pero estaba muy lejos de la sorpresa. El entorno del Serrat del Poble Sec, sobre todo el familiar, era más castellanohablante que no catalanohablante. La madre, que en la familia marcaba el paso, una mujer extraordinaria, antifranquista, republicanista, era de Aragón profundo. Su castellano era claro, categórico, eufónico. Y con su hijo evidentemente con su marido hablaba castellano. Siempre. Pero el padre Serrat, un Serrat que creo que era procedente del Ripollès, con su hijo hablaba un catalán de sabor milenario. De ahí que Serrat fuera un claro ejemplo de bilingüismo natural sin traumas. Pero nosotros sí que teníamos un trauma, porque sabíamos que Cataluña en una situación de bilingüismo dejado de la mano de Dios era carne futura e inapelable de monolingüismo castellano, porque la fuerza y la universalidad del castellano son impresionantes. Y el pez gordo siempre se come al pequeño. Y toda nuestra lucha venía por aquí. Eso, los que están instalados en las grandes lenguas como el castellano o el inglés no lo ven. Para una pobre lengua, escasa de hablantes, y de postre sin estado propio, o aún más, dentro de un estado hostil, no afirmarse día a día es morir. Y de eso, nosotros éramos conscientes y veíamos a Serrat un valor positivo, increíble, formidable de afirmación. Y ahora toda la escudella por tierra. Ahora una vez más el pez pequeño se tenía que escapar para no ser deglutido por el castellano. A nosotros la decisión de Serrat de compartir catalán y castellano nos dejó deshechos.
SERRAT, CANDIDATO PARA IR A EUROVISIÓN
Pero cuando uno no quiere caldo se colocan dos tazas. Por la espiral creciente de popularidad empezó a sonar el nombre de Serrat como uno de los posibles representantes de España en el Festival de Eurovisión. Tras el desastre de Raphael en la edición anterior había poca elección. Solo Massiel estaba dentro de los seleccionables. Y entonces el festival de Eurovisión era un acontecimiento artístico de primer orden. Sólo había una televisión (TVE) y Europa era mucho más provinciana que hoy. Ya tenemos, pues, Lasso de la Vega, el representante de Serrat, moviendo hilos para que fuera nombrado como representante español del festival. Y no le fue nada difícil. Además de la clase de Serrat, a <<ellos>> les iba muy bien tirar toda la popularidad de un cantante catalán hacia su lado, asimilarlo. Cuando se habla de la España una, enseguida viene el desmentido de la realidad. En España nunca hay unos. Siempre hay unos y otros. La unidad de España es la falsedad permanente, implacable, que se demuestra de rebote en cualquier ocasión! Si señor, nosotros éramos unos que queríamos que Serrat fuera catalán con todas las consecuencias. Y ellos, por más que se <<vistiera la mona>>, eran los otros que sabían muy bien que castellano y español liga perfectamente y catalán y español ya no pega tanto, o según como, nada, sobre todo para ellos. Y lo querían ligar a toda costa. Y con Serrat mataban dos pájaros de un tiro. Representaría España en castellano y le sacarían de la órbita exclusivamente catalana. Y para Serrat los argumentos de ellos, Lasso de la Vega incluido, eran de una rotundidad abrumadora: <<Para ti, Serrat, eso va a ser una catapultada increíble. Serrat vas a ser un dios. Te van a llover fama y millones por todo los lados.>
El nombramiento de Serrat para el Festival de Eurovisión desató una polémica formidable que denotaba como el movimiento de la Nova Cançó había revolucionado las conciencias. Revistas, periódicos, radios, hicieron el caldo gordo con la argumentación de si el catalán podía representar a España en un festival. Se volvía a repetir el mismo problema del Festival de la Canción Mediterránea.
CRISPACIÓN EN LA CALLE
La verdad es que aquellos meses de enero y febrero de 1968 el problema era literalmente objeto de comentario en la calle. Maria Aurèlia Capmany decía: <<Aquest Serrat promueve una crispación en la calle como el caso Dreyfus!>> Y dentro del mismo Serrat también había crispación porque lógicamente él era la madre del cordero. Él mismo, en el mes de enero, había planteado en TVE la posibilidad de cantar en catalán en Eurovisión.
Se rompieron portadas de discos de Serrat al entonces Can Jorba, se silbaba espontáneamente Serrat cuando actuaba en Valencia, todo el mundo presionaba hasta la desesperación. Y la tensión iba creciendo. Y por si fuera poco algunos intelectuales hispánicos abonaron que Serrat cantara en catalán: Bueno Vallejo, Pemán, Gabriel Celaya, Cela (el futuro Nobel) ...
La verdad es que esto daba más alas a Serrat y desorientaba Lasso de la Vega!
Claudi Martí estaba en contacto con Serrat continuamente, porque además estábamos preparando con él el célebre <<Baile de la avena>>. Y TVE no había dicho un no categórico a la petición de Serrat de cantar en catalán y hasta había hecho una versión del>> La, la, la>> en catalán, que Serrat promocionaría por toda Europa. La gente, venga ir haciendo volar palomas: que si cantaría una parte en catalán y otra en castellano, que si Imaginad!, Serrat haría como si fuera a cantar en castellano y a la hora de la verdad lo haría en catalán!
Todo menos perder la esperanza. Y nosotros íbamos especulando una y otra sobre lo que representaría para la opinión pública catalana y española una afirmación inequívoca de la existencia de la lengua catalana. Se vería claro que no era la lengua de las reliquias de antes de la guerra, los nostálgicos del pasado, sino la lengua de la gente joven, de los que <<tenemos veinte años>>, de la gente del. hoy más inmediato. Nada de pasados, hoy, esta lengua está viva ahora, hoy, aquí, en las familias y en el trabajo y en la calle. Sin embargo ya pesar de treinta años de franquismo. Allí plantada, dura, desafiante, está la lengua de un pueblo que quiere vivir y le son igual los millones o la fama, que quiere vivir y quiere crecer y quiere estar presente en la canción y la universidad, y los periódicos, en la ciencia, y el teatro. Una lengua normal. Todo aquello era lo que veíamos nosotros. Y creíamos que en Europa dirían: <<¿Qué ejemplo, estos catalanes, que son cuatro gatos, cuatro condados, y qué caña, cantar en catalán, con Franco que los quería decapitar y vea-los ahora levantando la voz, afirmándose como unos toros.>> Nosotros veíamos el impacto que podría representar a todas las pantallas de Europa y muchas de América del Sur y del mundo, pero sobre todo a las de casa, en las de Barcelona, y de Balaguer, y de la Seu d'Urgell, y las de Valencia, y Castellón, y Palma, y Maó, y Ciutadella. Veíamos tan clara la ocasión! Y además sabíamos que Serrat era valiente, era como un toro duro y ya se lo había pedido y ya había traducido el <<La, la, la>> al catalán (lo que realmente no era nada difícil, como ironizaba el Times antes del festival).
LA REUNION ECHABA CHISPAS
Una reunión de Edigsa con Serrat en el Hotel Manila de Barcelona antes de su gira por Europa fue de novela de folletín. Por un lado, Lasso de la Vega estaba bien pegado a Serrat, con el subconsciente de los millones que veía en perspectiva, y Claudi Martí hacía de amigable componedor de la mano con Antoni Ros-Marbà-debemos homenaje permanente a Ros-Marbà. Y del otro, Salvador Casanovas, Josep M. Macip, Paco Carbón, Enric Cirici, Quico Vila-Abadal, Magí Hortal y yo. Era un juego de ping-pong con Lasso jugando a cuatro manos, es decir, pensando que TVE sería su baluarte definitivo. Y nosotros no teníamos ninguna otra arma que la lógica catalanista, y ninguna otra posibilidad sino que Joan Manuel Serrat se plantase y dijera que él sólo cantaría en catalán. Es decir, estábamos en las manos de Serrat. Antes de terminar la reunión, con todas las posibilidades agotadas y sin haber podido conseguir una respuesta concreta de Serrat, le hice un speech final desesperado (no sería el último) y lo sacudió por donde pude: que necesitábamos la 'heroicidad de alguien que fuera capaz de hacer el gesto, consciente del riesgo que correría pero consciente también de la importancia que su gesto tendría!; que los catalanes no éramos valientes pero que él podría desmentirlo si hacía el gesto y que nos abrirían nuevas esperanzas! Pero Serrat no nos prometió nada, a no ser que promocionaría la canción en Europa en las dos versiones. Serrat tendría entonces veinte y dos años como mucho.
EL PRIMER MILAGRO
Al cabo de unos días me llamó Claudi Martí: <<Pep, milagro>>, así como suena, milagro! <<Serrat me ha llamado desde París diciendo que está dispuesto a cantar en catalán y que quiere plantear a TVE esta decisión y quiere que le respondan sí o no de una vez, sin tapujos. Alguien tiene que ir a París para ultimar los detalles de la decisión.>> Había por no creérselo. Pero aquello era cierto, era de verdad, aquello por lo que tanto habíamos luchado ahora lo podíamos culminar. Alguien tenía que ir a París y decidimos ir Enric Cirici y yo. Y del aeropuerto de París al suntuoso hotel Georges V, donde se hospedaban Serrat y Lasso, había un trayecto largo. Recorríamos medio París. Pero entonces París era para nosotros tan opaco que no veíamos nada. Estábamos tan obsesionados que para nosotros, ese día, París no valía ninguna misa.